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Entrenar con calor

¿Es bueno o malo entrenar en verano?

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Mientras que algunos no ven las horas de que llegue el calor para entrenar, y mejor aún, al aire libre, otros consideran que hacer ejercicios cuando las temperaturas son altas no resulta tan conveniente. En esta nota, destacamos sus beneficios. 

Cuando calienta el sol

El clima de verano suele ser la invitación natural a querer realizar algún deporte o una actividad física. Las horas diurnas son mayores y la época coincide generalmente con tener un poco más de tiempo libre. También existe la tendencia generalizada de querer estar 'en forma' en esta época del año. Si ya estás entrenando, haciendo running, yendo al gimnasio o preparándote para ejercitarte en tus vacaciones, estos puntos a favor te resultarán más alentadores:

El calor mejora la resistencia y aumenta el rendimiento físico: si bien en un principio sentimos mayor fatiga y rendimos menos, cuando el organismo empieza a aclimatarse a las nuevas condiciones externas, se incrementa la cantidad de glóbulos rojos, por lo que aumenta la cantidad de oxígeno que llega a los músculos.

Se reduce hasta en un 50% el riesgo de sufrir lesiones: en invierno, por las bajas temperaturas, los músculos permanecen tensos y están más expuestos a lesiones varias; en verano, en cambio, el calor los mantiene más distendidos. Esto es muy bueno, también, para quienes necesitan hacer una pausa en su actividad física y no tienen que volver a precalentar.

El organismo se beneficia con la vitamina D: cuando se realizan actividades al aire libre, el cuerpo puede obtener vitamina D gracias a la interacción con el sol. Esto resulta esencial para la mineralización de los huesos. Además, mejora la absorción de minerales como calcio y fósforo en el intestino.

Mejora los niveles de colesterol: la luz ultravioleta proveniente del sol ayuda a metabolizar lípidos. Esta relación quedó demostrada en un estudio realizado por la Universidad de California de Los Ángeles, que pudo probar que quienes entrenaban en el período estival tenían menores niveles de colesterol que aquellos que descansaban de sus ejercicios en verano.

Reduce la retención de líquidos: la sudoración natural que se intensifica al entrenar en épocas de calor contribuye a reducir la acumulación de líquidos, especialmente en piernas y tobillos, en el cuello y en la zona abdominal.

Entrenar, sí;  ¡arriesgar, no!

Para aprovechar estos beneficios sin riesgos, es importante tener una preparación adecuada, consultar con un especialista si vas a comenzar una rutina de entrenamiento, y seguir los cuidados básicos que nos indica el sentido común. Si vas a ejercitarte al aire libre: evitar los horarios pico (12-16 hs), usar protector solar de acuerdo a tu piel, llevar gorra y, en todos los casos, mantener una profunda hidratación. Te recomendamos probar High Fuel, una bebida isotónica de máxima y rápida absorción, que también aporta sales, minerales y vitamina C.